El vocero del G-20, Kim Yoon-kyung, confirmó que el documento final reflejará el acuerdo para ampliar el poder de votación de Brasil, Rusia, India y China en el directorio del Fondo Monetario Internacional (ver página 8).
Además, el texto dará cuenta de las reformas que se están llevando adelante para mejorar los controles del sistema financiero, tanto en lo que refiere al control de las calificadoras de riesgo como de los paraísos fiscales.
Esos eran los temas centrales cuando, después del estallido de la crisis financiera, el G-20 reemplazó al G-8 como foro de discusión de la economía mundial.
Esa agenda quedó en segundo plano por la imposibilidad que mostraron los líderes para desactivar la “guerra de divisas”.
El conflicto involucra múltiples actores con posiciones diversas, pero se podría esquematizar de la siguiente manera:
- las potencias centrales, en especial Estados Unidos, quieren que los países en desarrollo revalúen sus monedas. De ese modo, podrían mejorar su competitividad relativa y salir más rápido de la crisis, poniendo fin al desequilibrio en la cuenta corriente global que hoy muestra un fuerte contraste entre el déficit de las naciones ricas y el superávit de las periféricas.
- Los emergentes, con China a la cabeza, se resisten porque afirman que de ese modo los industrializados buscan transferirle el costo de la crisis que están sufriendo.
La decisión reciente de la Reserva Federal de comprar bonos soberanos por un monto de hasta 600 mil millones de dólares para forzar una devaluación del dólar incrementó aún más las tensiones. El presidente de Brasil, Lula da Silva, ofreció ayer a la tarde una conferencia de prensa junto a su ministro de Economía, Guido Mantega, que dedicó casi exclusivamente a cuestionar la decisión del gobierno de Barack Obama.
“Estados Unidos genera problemas al inyectar dólares, porque hay un exceso de recursos financieros que se canaliza hacia países como el nuestro. No puede ser que la decisión de un solo país revalorice nuestra moneda. El dólar no puede seguir siendo la única divisa de referencia. Estamos pensando en comerciar con Rusia, China e India sin usar el dólar”, sostuvo. Brasil ya está avanzando, por ejemplo, en la desdolarización del comercio con Argentina.
El pasado 18 de octubre, Brasil anunció un nuevo incremento en la tasa cobrada a operaciones de extranjeros dentro del mercado de renta fija local. El denominado Impuesto a las Operaciones Financieras (IOF) pasó de 2 a 6 por ciento. De ese modo, busca obstaculizar la llegada de fondos especulativos que podrían forzar una mayor revaluación del real.
El mandatario, quien llegó acompañado de la presidenta electa, Dilma Rousseff, dio otra pista de por qué a Brasil lo perjudica esta decisión: “El mayor superávit de Estados Unidos con todo el mundo es con Brasil. Nosotros también queremos reciprocidad”.
Resumen de una nota de Fernando Krakowiak del página desde Seul.
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